Las evidencias recabadas prueban que la existencia de los primeros seres humanos se remonta a unos 6 ó 7 millones años, de estos primeros seres humanos poco se sabe sobre su vida.
Hasta hace poco se creía que la capacidad de comprender y utilizar el simbolismo no se desarrolló hasta que los humanos emigraron a Europa hace unos 35.000 ó 40.000 años, pero ahora parece ser que la chispa de la creatividad surgió mucho antes de lo que se conocía.
De hecho antes de que aparecía la lengua, hablada o escrita, ya existían las joyas. La primera necesidad espiritual de estos primeros hombres era la decoración de sus cuerpos. La joyería, como el arte, es una ventana al alma de la humanidad y uno de los primeros elementos que separaron al hombre del reino animal.
El fabricar y llevar joyas formaba parte del deseo de capturar la esencia de la belleza o de llevar trofeos de caza.
Las primeras joyas fueron conchas de moluscos y los restos mas antiguos de esta joyería primitiva fueron descubiertos en una cueva de Blombos, Sudáfrica, y se remonta a la Edad de la Piedra, hace unos 75.000 ó 100.000 años. Las conchas encontradas habían sido perforadas para ser usadas como colgantes.
Durante esta época las joyas eran fabricadas a partir de materiales naturales fácilmente disponibles como dientes de animales, huesos, varios tipos de conchas, piedra tallada y madera. Se cree que la joyería apareció como un elemento funcional utilizado para sujetar las prendas de vestir y más tarde se uso como objeto de ornamentación puramente estético, o para un uso espiritual y religioso.
Es muy probable que las primeras piedras preciosas fueran encontradas accidentalmente durante la búsqueda de peces o moluscos. Estas piedras eran los objetos mas duros que se conocían y sus colores, azul, verde o rojo, resaltaban entre el color gris y oscuro del lecho del río. La escasez de estas piedras preciosas fomentaría su uso como símbolo de riqueza y estatus dotándolas de poderes, como proteger del mal y curar enfermedades.
El hombre de Cro-Magnon, hace más de 40.000 años, impulsó la fabricación y uso de joyas cuando comenzó a migrar desde África a Oriente Medio, el Valle del Indo y al continente europeo.
A medida que estos primeros humanos viajaban, empezaban a recoger objetos, de tal modo que la joyería que llevaban puestas contaba la historia de su viaje.
En el yacimiento de la cueva paleolítica conocida como Mas d’Azil, situado en los Pirineos franceses, el arqueólogo Edouard Piette encontró collares y pulseras hechas de huesos, de dientes, de madre-perla, conchas y de piedras de colores juntas con un mismo segmento de hilo o tira de tendón animal. La destreza de los artesanos se refleja en la famosa cabeza de caballo tallada en hueso.
Los principios del Oro en la Joyería
Los primeros indicios del uso mas antiguo del oro en joyería se encuentran en España.
Los artefactos en metal de las Cuevas de Maltravieso en Cáceres y las cuevas de El Mirón en Cantabria remontan a la «edad de oro» del Paleolítico tardío, pero ya la metalurgia existía desde unos 10.000 años atrás, cuando los seres humanos comenzaron a usar el cobre nativo, plata y estaño para crear herramientas y, posiblemente, las primeras joyas.
Se descubrieron punzones de cobre que datan de alrededor de 7000 aC en la meseta de Anatolia en el este de Turquía y el cobre parece haber sido extraído del yacimiento de Ergani Maden, a unos 20 km de distancia.
Estos primeros intentos de metalurgia parece ser que no fueron exitosos, ya que el cobre nativo no estaba recocido (templado) en frío, pero en cambio se hizo un uso controlado del fuego.
La primera aleación de bronce no se desarrolló hasta alrededor de 3500 aC, marcando el comienzo de la «Edad de Bronce». Desafortunadamente, la evidencia más antigua de la lengua escrita se remonta a alrededor de 3000 aC, por lo que la información sobre la Edad de Piedra está sujeta a interpretación y gran cantidad de especulación.