El oro ha mantenido una poderosa influencia sobre los hombres y mujeres a lo largo de la historia. Se han enfrentado guerras; se han erguido y caído naciones; y se han perdido vidas en la búsqueda de oro. Los arqueólogos creen que el oro fue descubierto alrededor del año 4000 a.C., y que fue utilizado por primera vez para hacer joyería en el 3000 a.C.. Dos de los descubrimientos de oro más grandes en la historia se produjeron a mediados del siglo XIX en California y en Victoria, Australia.
El inmigrante suizo John Sutter llegó a California en 1839 a construir su imperio en la frontera occidental floreciente de los Estados Unidos. En 1847, Sutter tenía 12.000 cabezas de ganado en su rancho y cientos de trabajadores, y puso a uno de de estos hombres, James Marshall, a cargo de construir un aserradero para proveer madera para el rancho. El 24 de enero de 1848 Marshall se encontró algo brillante en el suelo. Al agacharse para recoger el objeto del tamaño de un guisante, Marshall inmediatamente supo que había encontrado oro. Mientras más oro fue descubierto Sutter y Marshall se dieron cuenta de lo que ocurriría si su descubrimiento se hacía público y los dos hombres acordaron mantenerlo en secreto.
En poco tiempo se extendieron los rumores del hallazgo del oro. Sin embargo, la frontera era un lugar para historias fantasiosas y poca credibilidad fue dada a estos rumores al principio. Todo eso cambió cuando el emprendedor empresario Sam Brannan corrió por las calles de San Francisco gritando sobre el descubrimiento de Marshall. Brannan, quien previamente había comprado cada pico, pan y pala en la zona, sabía que la noticia del descubrimiento atraería a los interesados de la región para comprar su mercancía ahora sobrevaluada. Sin embargo lo que Brannan puso en marcha fue una acometida masiva que llevó a los buscadores de todo el mundo. En 1849, en la población de la ciudad pasaron de ser unos pocos cientos a decenas de miles de hombres y mujeres, desesperados por encontrar su fortuna en los arroyos y ríos de California.
El rumor de oro en Victoria se extendió y buscadores de todo el mundo que no podían llegar a California reservaros pasajes a Australia. En Septiembre de 1851, 1000 mineros estaban buscando oro en los campos de Ballarat. En 1853 el número de mineros se disparó a más de 20.000. Cuando se cerró la última mina de oro en 1918 en Ballarat, se habian descubierto 20 millones de onzas de oro que se estima que valen unos 10.000 millones de dólares.